El universo parece tener una manera precisa,
un modo en el que se articulan las partes
para dar siniestra vida al todo que conforman.
El sonido tiene un método. El viento le debe
la existencia a la conjunción de la presión y el relieve.
La palabra contiene el desarrollo acoplado de la
evolución, la cultura y la sobrevivencia.
Los encinos agradecen las raíces
que se atan con fuerte brío a la tierra
de la que nacieron. En fin, que hasta la partícula
más invisible que revolotea entre las
pupilas de cristal y los ases de luz,
tiene una existencia planeada.
Pero detrás de todas estas poblaciones, cúmulos
y amontonamientos, se encuentra el arquitecto del sinsentido,
a lo que nosotros definimos de manera sacra
como el orden y que no es más que una de las posibilidades.
Entonces reconocemos la cara de dios en la anarquía,
el caos quiero decir, la confusión que es la
bienaventurada sustancia de todo el espacio,
el maná de la vida.
Y todo esto tiene que ver contigo
y conmigo, porque de tus ojos se escapa el iris de la acracia.
Si un soldado romano te abriera con su lanza
el costado derecho del cuerpo,
dimanarías chorros y gotas de pandemónium.
Hay en tu lengua y en tu voz un cosmos desordenado,
un ave que en sus alas, ráfagas de viento furioso,
hace los pases mágicos de un mundo rompecabezas.
Incluso las líneas fluviales que recorren las palmas de tus manos,
son mapas sempiternos del desconcierto.
No obstante, algún día, en que no estarás
ni estaremos sino en la página de un anuario,
todo regresará atraído por el tiempo hacia
la matriz de la arbitrariedad. Tus labios que son
maletas en donde guardas tus pasos, andarán
rumbo al útero en que todo fue generado.
Reinará en aquel momento el caos de nuevo,
la partitura en que se escribe la realidad.
Yo ya he comenzado en tal contrasentido...
tú eres el espejo en que se desbordan los límites de
mi objetividad, tú eres la muerte de las agendas.
Tras tus hombros brotan las retinas de la ceguera,
las tierras violentas de lo que no ha de ser,
el triunfo de la insurgencia sobre el gobierno;
detrás de tu mirada perturbada, de tus ánimos rompevientos.
En ti y en el universo descolgado de tu pelo,
en ti el caos, la vorágine, el desconcierto,
tú la apostasía de lo eterno,
la primera pieza para fracturar el firmamento.
2 comentarios:
Baaaaaaaah... está por demás decirlo, eres muy bueno en lo que haces (lo tuyo, lo tuyo es la poesía) ¿o era la sociología?, si, si... eres un talento con ojos.
Me fascinó pensar en una dedicatoria de esos tiempo pasados, cuando se supone que nos conocimos y me lo escribiste...sí, solo para mí!
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