y el mate que ya no tiene hierva,
se han ido, melancólicos
de los días radiantes del génesis.
La miseria se ha vuelto
con la cara en alto y ha despedido
a los obreros que ya trabajaban
en la casa -aquella que sería nuestro refugio-
Que horas de muertos incendiados,
de minutos cansados
y de manecillas que se dan las gracias
de auroras salpicadas.
El teléfono está huérfano
titiritando el desaliento,
y me mira como exigiendo,
y yo lo miro con una lástima insoportable.
Que silencio de bocas otras
haciendo un recuerdo entre
las paredes que se dicen horarios,
minando los portales
del espacio del uno y del otro.
Yo no estoy aquí,
yo me duermo en las viejas recetas
de los que no saben de amores
y tú te alisas el cabello
con el peine que tienes por agenda:
ocupaciones, letras y hojas.
La tarde se hace tarde,
ya no hay vino ni mate,
ya no hay Sures esperando
y aviones que retrasan la venida.
Y yo sigo sin estar aquí,
y tú que te sigues escapando.
2 comentarios:
tsssssssss...
amOr eres un mala copa, no hay mucho que decir respecto a tu trabajo, creo que me siento agraviada (y no en el sentido inicial), dale con las agendas, pero...
¿Ves que es genial tenerlas?, y un sábado de la nada... (piufff, con el pulgar derecho arriba y a la izquierda=)
Te amo Carlos Nazario, y lo gritaría de nuevo... en un rincón cualquiera, de cualquier lugar
PD. El espacio lo abrí porque Yabel me lo solicitó, de lo contrario, NUNCA comparto mi trabajo de esta forma, (oralmente y con hojas entintadas es mejor), ya sabes tu chica es radiante pero sumamente arcaica.
Oh! y te ama...
El dolor empezaba, pero lo mejor estaba por venir y llegó. Ojalá que me sigas sorprendiendo aunque eso implique que sigas sufriendo y esto descubre mi lado sádico que goza y goza mientras te repito: "Te lo dije".
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