A los magos les gusta trabajar con un sombrero.
A las putas les da lo mismo el instrumento.
Los magos hacen aparecer de la copa
un conejo nervioso y apretujado,
o una bandada de palomas que se eleva y desaparece.
Las putas se desnudan y quedan con la carne encendida,
pero ellas saben que esa piel descubierta
en el fondo es un cuidadoso antifaz diseñado para ocultarlas.
Los magos mienten, pero la mentira es fantástica
y el acuerdo entre el público y el mago,
radica en que se debe de creer en la actuación.
Las putas no mienten, aquellos osados caballeros-consumidores
de sobra saben que todo es un simulacro,
incluso las viseras que se contraen bajo el influjo de la carne.
Los magos y las putas extasían a sus seguidores,
ambos crean magia de las mentiras
y el mundo les agradece con aplausos su imprescindible labor.
Carlos Axolotl
0 comentarios:
Publicar un comentario