
Esa tarde
los pájaros dejaban sus jaulas,
la ciudad quedaba sola
con sus platos húmedos
con sus amantes tristes.
Las plumas caían desde el cielo
como anunciando tu partida.
Se acercaba la hora
de abrir los labios
y dejarnos libres,
ahí, frente a la plaza España,
ahí, donde una vez volamos juntos.
Las trece horas
-¿un último paseo?-
¡Mierda, tenías que hacerlo!
¡Cómo duelen esos pinches paseos,
esas putas caídas
y esos latigazos en los ojos!
¿Por qué no mejor hacerlo rápido?
poner las balas en la boca
y decir adiós, de pronto,
sin tiempo para arrepentirse;
hacerlo fácil,
sin tanta idiota queja,
sin tanto invierno absurdo,
disparar de una vez por todas,
adiós, fue un placer,
buena suerte, nunca vuelvas…
¡Pero mierda, tenías que hacerlo!
¿cuántas veces lo hablamos?
sin drama
será más fácil,
ya habrá tiempo para cazar fantasmas.
¡Mierda, tenías que joderme!
¡ya estaba ensayado!
tú me darías ese pañuelo
y yo me iría a casa
con tu boca en el bolsillo.
Tú volarías a no sé dónde
y me olvidarías pronto…
soy tan fácil de olvidar.
-¿Entonces?
¿un último paseo?
Y ahí estuvo por última vez
el violinista
del portal
con sus malditas uñas rotas,
a las trece horas y pico
con su Si Bemol,
con los pájaros dejando la ciudad,
yo sin tu beso en el bolsillo.
¡Mierda! tenías que joderme…
Pintuta: Los amantes (Magritte)
1 comentarios:
Nunca había leído este post... es mas que excelente, me encanto.
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