se atemorizan cuando nuestros labios herejes
desnudan los crucifijos,
y en medio de caricias profanas
mezclamos la mierda y la palabra.
Fíjate como sus miradas acechantes
nos condenan al infierno,
y tú y yo caminamos abriendo paso
a las ideas que son perversas
como perversos son los silencios.
Fíjate como las doctrinas
son una carga de estiércol
y se extienden como epidemia
por los pensamientos débiles
de la muchedumbre.
Fíjate como la conciencia
se revela ante la censura moralista,
pero los absurdos ignorantes
se cubren de la lluvia bajo el manto
de sus vírgenes y salvadores.
Es por eso que quiero tu boca libre
y tu lengua revolucionaria.
No te calles las voces espadas
ni te guardes las imágenes sacrílegas,
a las palabras no se les miente.
Es por eso que la anarquía suena a pecado,
porque en los más intimo de la sangre,
los conformismos son más sutiles
que la terrible condición
del caos humanístico.
Es por eso que te quiero... te quiero libre.
Para Carolina C.
3 comentarios:
Es mucho tú, es decir, tus tópicos recurrentes, blasfemia, anaquía, pecado. Es un intento de convencer a Carolina de que deje sus prejuicios y se entregue al hedonismo que propones, la pregunta es ¿lo lograste?
No me ha gustado.
Saludos Carlos.
Iván.
¡Carolina pro niñas mochas!... mil veces antes de convertirme en una especie de dictadora de la palabra escrita, o una crítica de la literatura, prefiero cargar a la Guadalupanita en el pecho, con mi uniforme de monja (por cierto ya preparo escenario para el filme que le conté a Mario).
¿Que si lo lograste?, Carolina es ella,antes de conocerte, concuerdo con la afirmación de Mario al respecto: dios y yo, llevamos la de los buenos vecinos.
Me da igual hablar de religión, dios y fanatismos, ¿para qué limitarme a esa sustancia?, cuando puedo hacerte poesía en los labios, ¿indeleble?, no lo sé...
Poesía al fin.
Carolina Chávez.
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