La palabra descubrió que tenia potencia y significado, se dejo seducir por su significante y cautivo con placer demasiadas lenguas; la palabra creció de a poco hasta convertirse en una idea conexa, causaba placer pensar a la palabra y ésta se enorgullecía de su fortaleza.
La palabra desbordo su significado, se escapó de la manos del autor y se volvió salvaje y depredadora. Se alimentaba de otras palabras y aplastaba los significados con su fama. La palabra se tornó obcecada, mezquina y ambiciosa; y una noche mientras el autor dormía, entonando la erotización de un nuevo significante, la palabra salvaje y enajenada por la eternidad, sujeto al autor por el cuello y lo asesino.
El goce de la muerte del autor le provoco a la palabra el mejor de los orgasmos, un teorgasmo, la palabra se sentía feliz, ahora existía por sí misma, no dependía de nadie, ella controlaba todo, incluso las bocas de quienes la nombraban. La palabra se regocijo, significado y significante eran una potencia múltiple que traspasaba las psique y los actos de las personas. La palabra se extasiaba de llamarse Dios.
Carlosdu
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