Ursula

Si la gente se enterara, Ursula, que eres taumaturga seguramente tendríamos mares de enfermos y moribundos postrados ante la casa esperando la gracia de tu prestidigitación. Si el mundo supiera, Ursula, que tus manos son vericuetos conductores de egregios milagros te matarían acusándote de bruja para después adorarte como a una mártir. Por eso no quiero que las calles te miren arrojando hechizos con los tacones sobre las inertes piedras a las que das vida con tu caminar. Ursula, lo hago por ti, en verdad.

La otra noche te mire chupando la sangre de un hombre semidesnudo, eras de piel de lobo porque tus garras apenas y dejaban reconocerte. Yo espere a que saciaras tu hambre y después de la apoteosis te consolé como a mi fiel ménade, no te reproche nada porque yo sé que esa es tu naturaleza depredadora, sin embargo, me dolió la sangre que resbalaba por tus pechos, porque tu cuerpo parecía impenetrable.
Después de aquella noche furibundo, decidí, Ursula, devorarte. No me juzgues, es que yo mismo no comprendo como he podido engullirte mientras dormías, pero es que tu cama te envolvía en la parsimonia del sueño y mi piel de lobo se apodero de los sentidos mundanos hasta extinguirte. Tu sangre hirviendo latía dentro de mi entrañas y he de confesar que la sensación de consumirte fue orgásmica. Después de un par de horas, lo más duro de roer no fueron tus huesos sino tu alma.
Ursula, ahora que estas muerta las personas jamás sabrán que tus palabras acontecían como sortilegios por las mañanas, disfrazada de cordero etéreo; pero aquellas mismas gentes tampoco sabrán de tu naturaleza soteriológica, ahora todo se encuentra dentro de mi, tu boca, tus entrañas, tus sexos, tus colmillos y tu piel de lobo, me pertenecen.

Carlosdu