uno tras otro, eslabonados,
con la fuerza de una tormenta
y la delicadeza de las nubes;
con la etérea pasión del instinto
y con la inocencia de la primera vez.
Te prometo no soñar sin ti;
mientras me besas
convulsionan mis amores,
mi boca está extasiada
ante el manantial que de ti brota,
mi lengua se desgarra en espasmos
tratando de asirse a la tuya.
Mientras abrazo tu cintura
tú vuelcas en mis labios
la humedad de tus caricias
y el sabor que me erosiona,
entre desiertos de locura
y tormentas de efusiones.
Tu cabello
la cuna de mi tranquilidad,
tu boca
el sortilegio de mi irracionalidad;
perfecto equilibrio de la unidad del universo
escrito en alas de mariposa
con letras inexistentes pero de verdad.
Mis labios son en tus labios
y el deseo cae de hinojos en mi cabeza,
no quiero jamás terminar
el delirio es tan hermoso
como para dejarlo agonizar.
¡No dejes de besarme!
y después, te beso aun más,
con el terror de la finalidad.
Tu olor me trastorna de tal manera
que el tiempo ya no es tiempo
solo es eternidad.
Me evaporo entre las caricias
que de ti aspiro
y sin el mínimo de conciencia
me vuelvo adicto a tus esencias.
¡Por este instante, soy te ti y tu de mí!
No hay nada más que decir,
no hay nada más que explicar;
lo peor de un desastre mortal
no es el momento en el que ocurre,
sino el recuento de los daños.
No quiero más que seguir a tu lado,
no sé cuanto tiempo ha pasado
pero sé que se agotan los segundos
y mis besos no terminan.
Déjame decirte, antes de tu huida,
lo que todo mi ser no puede callar:
Te amo...
Carlos Du
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