cuando se quiere hablar
y tan certeras cuando se está propenso a dañar,
las palabras son dialogo entre sordos,
las palabras no dicen nada cuando se quiere decir algo,
las palabras son ráfagas mortales esperando el azar.
El cielo deviene en infierno de pronto
y no hacemos nada por remediarlo,
la mejor respuesta ante la adversidad es la huida.
Después de cortarse las venas
sólo nos queda limpiar la sangre regada en el suelo.
La culpa es tuya, la culpa es mía,
la culpa es de los dos, la culpa es de nadie.
La incomprensión está tan de moda en estos días,
y las palabras, por supuesto, en nada nos ayudan.
¡Me lastimas! ¡Yo también te lastimo!
y nos seguimos cociendo la piel,
remendando las puñaladas que las palabras nos dejaron.
Mis viseras se desgajan y fluye tu coraje,
el incendio es inevitable y me siento derrotado,
me levanto y yo también te incendio,
y de pronto los dos ardemos
en el infierno de percepciones e intenciones.
De pronto, silencio, es demasiado tarde...
¿Qué hago aquí a tu lado?...
-por favor, no te vallas-
eres tan insoportable y sin embargo
es aún más insoportable estar sin ti
pero aún así me tengo que ir...
-por favor, aún no-
Tu cara completamente iracunda,
de pronto se vuelve deferente ante mi suplica;
uno piensa a veces, que la muerte se puede evitar,
¡No quiero que te vallas!
algo podemos arreglar -y de nuevo tu cara se eriza-
Nada hay por arreglar -dices-
y mis palabras languidecen ante tus abyectas frases.
Adiós -escucho crípticamente de tu boca-
¿Adiós? mi mente se vuelva demente,
-¿Puedes decirlo una vez más?-
Tu rostro demuestra claramente tu cansancio,
y a pesar de haber escuchado con precisión marina
de nuevo te vuelvo a preguntar:
¿Puedes decirlo una vez más?
si -dices cansada- Adiòs.
Adiós niña, adiós mujer, adiós mis sueños;
adiós dolor, adiós angustia, adiós desesperación;
adiós amor, adiós felicidad, adiós silencio.
Te vas y yo me quedo paralizado, aún no puedo creerlo,
caminas, te miro desaparecer
ante el escenario perfecto para la despedida,
te vas, después, silencio, es demasiado tarde...
Mora Carlos 29/abril/2006
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