La luna le compite celosa de su belleza y cuando quedan tablas, como dicen en mi pueblo, corren el telón y se nubla el tejado del planeta hasta nuevo aviso, goteando triste y esperando días más propicios al desvelo.
Es difícil entender a veces que hasta el universo mismo tiene sus caprichos escondidos.
María, has dejado de mirar al cielo por las noches y a cambio has elegido el llanto entre las sábanas que frotan tus pestañas. Si lo que hay afuera no complace el cosmos que encierran las hebras de tus ojos, sigue al menos el ejemplo que ofrece el firmamento y clausura tu mirada hasta que el invierno pase y en tu boca se anuncien de nuevo las estrellas.
1 comentarios:
Ese dios es celoso y perverso, seguro que no sabe que la luna es más real que su existencia.
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