
El deseo, que es la madre hermafrodita de los sueños, me dio de beber de su sexo y me acostó entre sus senos; me dijo tu nombre, y yo quede empapado de esperanza, ansioso, narcotizado y con amor.
No lo sabes tú, pero el deseo te ha parido, esa manera en la que existes, el largo de tus pestañas que son como paraguas, la deliciosa curva de tus caderas e incluso la cicatriz ardiente de tu pecho, no es nada tuyo, nada te pertenece, todo es posesión del deseo, et Je donne tout en échange du désir!
Esta costumbre rabiosa del deseo es por demás desea-strosa, mira que tomarte a ti de rehén para hacerme presa de su látigo, que canalla es el deseo, que ruin y que soez; y que desgracia la tuya por encontrarte inmersa entre los juegos de Eros y mis ganas de poseerte; hermosa, inesperada y con sonrisa.
Qué hago con este deseo desolador, esta perra que me dilata las pupilas cuando te dejas mirar, este animal salvaje que vomita las calles con imágenes tuyas, imágenes imprudentes que me incendian. A dónde habré de amansar a este animal sediento... a dónde sino en tus labios; rojos, húmedos y con sal.
Foto: Siracusilla
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