
¿Es acaso esta piedra una extensión de dios? Quizás sea un mensaje importante que se oculta detrás de la mascara de un elemento nimio al que cualquier mortal como yo pondría poca atención. Qué me quiere decir el universo al colocar esta piedra bajo mi planta y provocarme un pinchazo instantáneo al caminar, tal vez es que debería avanzar con más cuidado, o quizás es que debería detenerme a observar el movimiento del mundo.
¿De qué ojo a caído esta lágrima-piedra? Hablará de amor, de penas o de dios. Qué será de ella una vez que la expulse del húmedo mundo del interior de mi zapato y caiga por entre las rendijas de las coladeras, mezclando su cálida pureza con la mierda y los desperdicios de la tierra.
Quizás esta piedra que no me mira porque no tiene ojos sea yo mismo en un futuro transversal, y entonces el miedo a arrojar a mí mismo por el vació del olvido. Pobre piedrita, pobre de mi, que lastima de tu pequeñez y de lo superfluo de tu duración, el universo que es un gigante no sabe de tu existencia, apenas una piedra imperceptible en su zapato.
Carlos Nazario
Carlos Nazario
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