mi desolada cómplice,
mi ultrajada amante,
mi atroz compañera.
No sabes la paz que descubrí
cuando al fin supe,
como una revelación,
que siempre iba a estar solo.
A veces pienso que te poseo,
pero luego, no hay nadie, nadie,
no te tengo a ti ni tengo nada,
ni siquiera mi nombre es mi nombre.
Ni siquiera mis palabras son mías,
brotan de mi boca,
de mi pensamiento inconstante,
pero son del mundo porque de ahí nacieron.
No hay nadie, nunca hay nadie,
te abrazo, te beso,
solo, totalmente solo,
y al final moriré sin ti.
Carlosdu
2 comentarios:
Carlosdu:
Excelente, simplemente excelente. En realidad te comento que está muy chingón este poema.
Es más, te digo lo que Cabral a Vásquez: -creo que me lo robaste antes de que se me ocurriera.
Suerte y abrazos.
Te diría lo que en realidad pienso, pero creo me debes algo, una correcta invitación, así que con el orgullo que en otros sitios no me caracteriza, dejo mi comentario en suspenso.
Publicar un comentario