Me mira y le sonrío porque,
justo ahora, me ama.
No sé mañana.
La casa no es mía pero me pertenece,
Sus paredes frías que enjutan
o secas hasta desnutrirse
me abrazan
no sé mañana.
Por hoy un respiro pide permiso a mi pecho
para masajearle el alma.
Afuera los cocodrilos ladran mientras se desvielan,
mugen de amor todas las damas.
Hoy todo puede prenderse en llamas
Morirse dios en un congal viendo muchachas
Estallar la luz, enfermarse el combustible
Dejar de nacer los lagartitos que trabajan
Empollarse el odio en las posaderas de la humanidad.
Pero hoy un respiro pide permiso a mi pecho
para embalsamar el alma.
No sé mañana.
Iván Valdés
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