El mismo día del fallecimiento de tu padre
la magia retroalimento la vida y nació mi sobrino,
así es el misterio del universo,
dos clases de lágrimas brotaron en el mismo instante,
algunos lloraban la partida, mientras otros tantos la buena nueva.
Esta es una herida que de pronto se vuelve inmensamente dolorosa,
pero no agreguemos más dolor al dolor,
la gran persona que se nos va de nuestro lado,
nos deja una herencia de recuerdos y enseñanzas
que en todo momento nos mostraran que en realidad no se ha ido.
Es tiempo de abrir las cortinas, sacudir las sabanas
y reconstruir el espejo quebrado con más fuerzas que nunca,
habrá que llorar lo debido y guardar algunos litros de lagrimas
para los próximos naufragios;
porque esto es la vida, un constante juego de ajedrez.
La verdad es que amamos la vida,
no porque estemos acostumbrados a ella,
sino porque estamos acostumbrados al amor.
Y el amor es el dolor más grande en días de muerte como este,
en que los abrazos no dejan de llover como dagas en la espalda.
Pero yo no te abrazo ni te beso mi amor,
eso lo hago y lo haré siempre,
en tiempos duros como este y los que están por venir,
yo te regalo un ramito de sonrisas,
para que hiervas un té y lo tomes con poca azúcar;
para que la ausencia sea más llevadera.
2 comentarios:
Que lindo poema!, tan repleto de sensibilidad y dualidades.
Saludos y un abrazo.
para que la ausencia sea mas llevadera,se vinieron a mi mente cosas ke ya pase te juro ke recordar me dolio y a la ves hermosas palabras.AVL.
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