mientras tú y yo
nos encontramos en los sueños
somos piel
que alberga
estrellas
puente de lágrimas en el tiempo
Me miro el pene
y no existe sin tu vagina
Me persiguen caballos somnolientos
transterrados del destino mordaz
que nos separa ciento veinte días
Desnudo mi cuerpo al recordarte
y busco la memoria
de las huellas dactilares.
Manuel Cuautle
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