la culpa, tú y yo.
¡Qué intercambio, amor mío, de fronteras!
Durante horas
tiene lugar
la lucha carne a carne
entre el pudor
y la audacia.
De pronto
unos zapatos se alejan corriendo
un adiós se unta en las paredes
la prisa se transforma en un portazo
y yo me quedo en el lecho
revólcandome con la culpa.
Enrique González Rojo
6 comentarios:
Hermoso escenario de amor, dibujado sin castigo mericido.
Saludos
Muchas veces he pensado en el acto amoroso como un acto hasta cierto punto bélico donde hay cierta lucha, pero donde no hay ganador y perdedor, sólo dos seres que gozan.
Revolcándote con la culpa...
de saber que volverá (quizás).
Besos
Este es de los que me gustaron... Gracias...
Tanta intensidad en unas cuantas líneas ... sobre todo la parte del combate amoroso ... perfecto!.
Saludos!
Creo que Delgadillo habrá leído este texto... luego compuso Tu prisa...
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