Ayer eras tú, y simplemente era yo,
las palabras no se cruzaban ni decían nada,
los destinos no se asomaban ni se rozaban,
los puntos cardinales eran distantes
y sin intenciones de confluir en un solo punto.
las palabras no se cruzaban ni decían nada,
los destinos no se asomaban ni se rozaban,
los puntos cardinales eran distantes
y sin intenciones de confluir en un solo punto.
Ayer no te conocía y mi mundo era sencillo,
caminaba paso a paso mirando al suelo y sonriendo,
el viento y la lluvia eran sensaciones vacías e inertes,
ayer simplemente no era yo,
el que soy ahora que te he conocido.
El conocerte es un don sagrado,
cada palabra, cada segundo tomando tu mano,
cada sonrisa que vaciaste en el espacio que ahora es nuestro,
de los dos, de ti y de mí, de la eternidad de los sueños.
El conocerte es un don de vida y sin embargo,
también es un don de muerte.
caminaba paso a paso mirando al suelo y sonriendo,
el viento y la lluvia eran sensaciones vacías e inertes,
ayer simplemente no era yo,
el que soy ahora que te he conocido.
El conocerte es un don sagrado,
cada palabra, cada segundo tomando tu mano,
cada sonrisa que vaciaste en el espacio que ahora es nuestro,
de los dos, de ti y de mí, de la eternidad de los sueños.
El conocerte es un don de vida y sin embargo,
también es un don de muerte.
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