se te cruzó un buen chico,
dime su gracia si te da la gana;
y rechacé el papel de indiano rico
mecenas del divorcio de tu hermana.
La noche que perdiste miedo al miedo
fue tan corta que dura todavía,
por más que yo -maldito José Alfredo -
te diera más de lo que no tenía.
Me costará,
¿qué quieres que te diga?
ser elegante sin romper cristales
ahora que ni siquiera eres mi amiga.
No enseñan a olvidar las autoescuelas,
pero hasta los feroces animales...
lloran cuando los dejan a dos velas.
A la chica de los ojos tristes...
1 comentarios:
Esta poesía se ha vuelto un himno, a que mi rovel siempre tan sabinesco
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