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Abro la puerta
que tiene una ventana
que se dirige
nuevamente hacia la puerta
que no lleva a ninguna parte.
Estoy detrás de tu sombra
que siembra el piso
de urdimbres de cabello
mal peinado
de pescados que no saben nadar.
Una vez fui tu diente chueco
tu alcanfor rancio
tu cometa estropeado
con el hilo roto y las alas largas.
De eso ya no quedan sino
recuerdos
negativos de fotografía
del color azufre que empaña
los segundos de una memoria
que se niega a ser pasado.
Y las tres tetas del tiempo
me sonrojan el alma, el alba
el horizonte de la memoria,
el tiempo, el olvido.
Cada día nos parecemos
más a la muerte, más sin suerte
con el recuerdo desafinado
mientras te lanzas al escondrijo
de la distancia,
yo prefiero irme contigo
que quedarme a tu lado
aunque no seas
lo que no eras
como el gato del viento
que nos lame las pestañas.
Y así te quiero de nuevo
aunque sea
aunque quererte
sea ponerle un gato
al cascabel.
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Decirlo ahora
que se me han caído las ganas
como un viejo puente
que no sobrevivió a los años

Que las letras me nacen muertas
y sólo encuentro al paso
los abortos de dios

¿Cómo puede uno sentarse a escribir entre tanta mierda?

En este país
elegimos a un presidente lagarto
maldecimos a nuestros hermanos
y vomitamos sobre la desgracia de otros

Aquí siempre hacemos mal las cosas
asesinamos, robamos
envidiamos, olvidamos
ignoramos...
amos de la injusticia y las corruptelas

Esta nación es un desprecio al amor
que se revuelca en una historia de gloria inexistente

Aquí mataron a Villa
y qué bueno
porque no lo merecíamos
porque alrededor de su lucha
los chacales y los buitres
se regocijan en vino
y masacran y se inyectan polvo
otros le chupan la sangre al pueblo
y el pueblo dormido
se deja morir de a poco
envuelto en sus mitos
y en su cobardía

Aquí ya nada tiene remedio
se nos mueren los poetas
y sin embargo, para desgracia
los malos se reproducen como ratas

Toma menos tiempo dar a luz a un asesino
que a un hombre justo
toma menos tiempo convencer con balas
que trabajar con ética

Dios, si existe
en realidad desprecia a este pueblo
y mira con asco
la naturaleza de sus hombres

El amor pasó por aquí un día
miró los valles y se bañó en los ríos
admiró los bosques
recorrió las selvas
peregrinó en el desierto
y cuando estaba convencido de vivir aquí
llegaron los hombres
y con ellos venía el fuego de la industria

pero también la política
y las máscaras
y sus lenguas de hierro
y los hijos bastardos del ocaso
y la civilización

Lo digo ahora
que se me han caído las ganas
como un viejo puente
que no sobrevivió a los años…

y no quiero que me hablen más
de la esperanza

Simplemente déjenme tranquilo
con esta amargura
con mi "walking around"
y mi café de cada mañana
Hoy llegué a casa y no me recibió Filippa...

Triste casa, tristes ojos, tristes tiempos sin narices húmedas, ni rehiletes de bienvenida. Los lugares donde dormía mi perra todo el día, se han vuelto minas de guerra.

Habremos de tener cuidado Doña Guille y este, su hijo, para no pisarlas, no sea que la tristeza nos explote de pronto y la sala se nos vuelva un purgatorio.

A Filippa, que me regaló tantas tardes de luz...

Tristes tardes de verano,
lenguas frías,
ya no hay narices húmedas
en esta mano que ya no es mía.

Tristes muros,
inquebrantables papiros
que guardarán tu memoria
tristes, tristes.

La casa triste
como un faro apedreado
por la suerte del olvido;
tristes platos vacíos
dilatados de ausencia,
de verse tristes en tristes redes.

Triste muerte, muerte triste,
sin nombre, ni cara
a la cuál reclamar tu partida.

Tristes dioses,
que ahora dicen del otro lado
-has llegado de muy lejos
y te ves cansada,
anda, tráeme esa correa
nueva amiga
¿a dónde quieres que vayamos?-

Triste tiempo, tiempos tristes,
que dejan los cadáveres
al lado del camino,
que convierten la memoria en una esponja
que absorbe el dolor de aquellos días aciagos,
de mi perro triste,
de su triste muerte.

Esa tarde
los pájaros dejaban sus jaulas,
la ciudad quedaba sola
con sus platos húmedos
con sus amantes tristes.

Las plumas caían desde el cielo
como anunciando tu partida.
Se acercaba la hora
de abrir los labios
y dejarnos libres,
ahí, frente a la plaza España,
ahí, donde una vez volamos juntos.

Las trece horas
-¿un último paseo?-
¡Mierda, tenías que hacerlo!
¡Cómo duelen esos pinches paseos,
esas putas caídas
y esos latigazos en los ojos!

¿Por qué no mejor hacerlo rápido?
poner las balas en la boca
y decir adiós, de pronto,
sin tiempo para arrepentirse;
hacerlo fácil,
sin tanta idiota queja,
sin tanto invierno absurdo,

disparar de una vez por todas,
adiós, fue un placer,
buena suerte, nunca vuelvas…

¡Pero mierda, tenías que hacerlo!
¿cuántas veces lo hablamos?
sin drama
será más fácil,
ya habrá tiempo para cazar fantasmas.

¡Mierda, tenías que joderme!
¡ya estaba ensayado!
tú me darías ese pañuelo
y yo me iría a casa
con tu boca en el bolsillo.
Tú volarías a no sé dónde
y me olvidarías pronto…
soy tan fácil de olvidar.

-¿Entonces?
¿un último paseo?

Y ahí estuvo por última vez
el violinista
del portal
con sus malditas uñas rotas,
a las trece horas y pico
con su Si Bemol,
con los pájaros dejando la ciudad,
yo sin tu beso en el bolsillo.

¡Mierda! tenías que joderme…

Pintuta: Los amantes (Magritte)
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Todo lo que no sé de ti
-y pretendo-
lo sé de la fantasía.
Serpiente / patria / anarquía / niebla.
Te conozco más
que a mi espalda
y a mi útero de palabras.

Ayer mientras dormías
-lunita-
te arranqué dos besos de la mano.
Sembré sobre la hoja,
lo juro,
semilla tras semilla
en el surco blanco.

Y cómo no despertabas
-tu boca-
me acerqué hasta tu oreja y me quedé quedo,
recostado sobre tu pecho.
Por la mañana,
amaneció realidad...
y tú ya no estabas.
1
Pero cuando callas el silencio habita el mundo
y hay hambre y miseria,
y todos lloran
por los muertos pasados y los que habrán de serlo,
y ya nadie quiere agua transformada en vino,
y no hay más panes
ni peces por multiplicar.

Cuando enmudeces,
los sordos no quieren oír más
y las palomas se arrancan las alas para rezar.
Es entonces cuando el universo se vuelve inmenso
y por los ojos de los vivos penetra la inconmensurable
desesperación del existencialismo.

Cuando asesinas a la más bella de tus hijas
–la palabra,
la esperanza que abre la boca de los hombres,
se marcha a invernar por debajo de las olas
y en cada corazón de ser viviente y en cada rama
de árbol se hace un grieta que apunta hacia
el vacío.

Cuando arrancas tu lengua no hay sentido del caos
e incluso la anarquía se vuelve triste
y los dioses
dejan de fornicar
–para blasfemar contra la raza humana.

Cuando callas, cuando tu boca se cierra
–cuado besas el silencio,
este mundo
se parece tanto a lo que realmente es.

Foto: oqv
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Hablar de ti,
soltar la lengua con las putas
en el arrabal que me ciñe la cintura.
Hablar de ti con los acordes encendidos
en el sexo de mi guitarra vieja.
Hablar de ti,
escupir tus momentos con el sacerdote
en la confesión más sincera de un ateo.
Hablar de ti con el escote
de aquella viuda que me mira de lejos.
Hablar de ti,
eyacular las sensaciones en la luna
durante las noches espesas de Noviembre.
Hablar de ti con mi madre
mientras me besa los labios de Edipo.
Hablar de ti con los ciegos y los sordos
y contarles del misterio de tu espinazo desnudo.
Hablar de ti con mi perro
y con el gato librepensador que me escribe las poesías.

Hablar de ti,
dibujar tu voz con la cuchara
y con el plato y con las sábanas.
Hablar de ti con dios
y hacer un elogio de lo que es profano.
Hablar de ti con la desconocida
que siempre me encuentro en el camión.
Hablar de ti ante el espejo
mientras rasuro la barba que me dejó tu ausencia.
Hablar y hablar de ti,
exprimir el recuerdo hasta que no
quede otra palabra que tu nombre.
Hablar de ti contigo,
describirte en los finales de tu historia
hasta que odies lo que nunca has sido.
Hablar de ti, hacerte palabras,
desbaratar tu cuerpo en las líneas
de una hoja, hacerte metáfora,
despojarte de la potencia,
matarte de la simplicidad de tu imagen.

Hablar de ti hasta olvidarte.
Vomitarte en la promesa del lenguaje.

Foto: Fluorecent Girl