A todos los héroes, porque siempre me defraudaron.
Lo confieso señor,
he traicionado a mi patria
como he traicionado a los dioses,
pero aunque ganas ostento,
jamás me he vuelto asesino
enredado en banderas de seda.
No comulgo con himnos de sangre
y cuando a alguien se le olvida,
lo festejo en serenata.
Ni defiendo mi escudo,
ni desprecio al amigo
que dejó en el camino
lagrimones de adobe.
He ofendido a esta patria
y sobre el nombre de Hidalgo
soy capaz de escupir.
No congenio con los bastardos de Zeus
ni rindo tributo a la mentira.
Por mí que se queme todo,
los palacios,
las mansiones,
las estatuas,
las corbatas rojas,
los botones verdes,
y el color de las boletas.
Que se caiga el oro
sobre el cuello
de cada falso profeta.
Odio las patrias
como odio las religiones;
en cambio celebro y amo
al que al dulce empeño
me tiende la mano
cobijando el sueño
y mostrándome el camino.
Culpable me declaro
de amar a mis amigos
y amar a mi familia;
de aborrecer las fechas,
de indiferencia
ante las conmemoraciones.
De rendir tributo
solo al nombre de mi padre y madre
y jurar lealtad
solo a la mujer que ame.
Esto soy su señoría,
un hereje ante la patria
hecha a base de mentiras.
¿Alguien más tiene el valor de confesarse?
1 comentarios:
Me recuerda el poema "alta traición" de José Emilio Pacheco.
Chécalo.
Iván Valdés.
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