A Brenda; porque a un año de aquel luctuoso 15 de mayo,
te sigo hablando en sueños...
por una cuestión simple,
no me dio la gana.
Amigos en vela
reunidos por una razón;
competir por
quien lloraba más
y más lejos.
Habrán hecho sorbos con el café
en lugar del vino
y en algún momento
de cordura y sapiencia
se habrán olvidado
por unos segundos
de la razón de su estancia.
Tu hermano doliente,
sumergido
entre la lástima de su amante,
olfateando sus senos
lleno de arrepentimiento,
herido de dudas
y preguntas.
Tu novio de siempre
pensando en el sexo
que no volverá.
Y el famoso Camilo
fingiéndote amor
como siempre lo hacía.
Quise perderme
de
todo.
Rostros desconocidos
arañando mi calma,
ajenos a mí
y a mi silencio;
gentiles entre ellos
e indiferentes
a mi presencia
como dicta el guión
en cada escena.
Murmullos
desde la entrada
-ella es la madre,
aquel su prometido-
Desquiciantes rezos,
gemidos,
teorías,
negocios,
cortejos,
orines,
cigarros,
celulares morbosos,
jorobas,
mascadas,
relojes,
zapatos negros,
tacones altos,
alhajas,
pañuelos,
saludos,
abrazos,
despidos,
dime qué pasó,
te cuento como estuvo,
era tan joven,
tan buena chica…
Parece que en realidad
amada Brenda,
la muerte
vivifica al enfermo;
que gran espectáculo
habrá sido aquello;
todos delirantes de vida,
dispuestos a curarse
frente a tu final.
Yo preferí callar,
ausentarme
como un cobarde,
ser el peor
de los amigos…
todos eran buenos,
todos eran grandes,
todos eran fuertes
y quien mejor que tú,
para cumplir mi sueño;
actuar el papel del malo
en lugar del tonto.
Las críticas
como siempre,
no demoraron.
Fue tu gran noche
y ni siquiera
tuviste la decencia
de levantarte
y decir
-gracias por estar aquí
en
mi debut,
pero es una lástima,
el productor me ha informado
que se suspendió
la temporada-
¿Qué importa?
a pesar
de tu falta de sangre
siempre lo supiste
…te quiero
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