Adán juega con su musa,
Gabriel presume burocratismo.
Hijos de la mala muerte,
el dedo de un dios
que no es presente,
sigue siendo,
años después
del siglo veinte
el gran cáncer
de la vida,
al que aún
-¡vaya hombres masoquistas!-
seguirán rindiendo
pleitesía.
Gabriel presume burocratismo.
Hijos de la mala muerte,
el dedo de un dios
que no es presente,
sigue siendo,
años después
del siglo veinte
el gran cáncer
de la vida,
al que aún
-¡vaya hombres masoquistas!-
seguirán rindiendo
pleitesía.
Ilustración: Enrique Flores
1 comentarios:
Huy ya se está usted poniendo ateo mi querido poeta maldito jeje. Espero que dios lo perdone por sus indiscretas palabras.
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