Una noche asesinaste de un tajo a la bruja del cuento. Con tu llegada a mi reino entendí que el olvido es la metáfora de una casa que vomitan los tornados, una fantasía inhabitable, pero encantadora.
Preguntaste dónde estabas y yo contesté, conmigo, acabas de salvarme.
Pero no podías ir contra tu naturaleza y apenas tuviste oportunidad, tomaste las zapatillas rojas y anduviste a caminar.
Te dije no, no ese el camino, el mago no existe e insististe en conocerlo…
Hablemos del big bang María, del camino amarillo que un día anduvimos juntos y tiempo después, te llevó a casa, sin mí.
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