cortada de la madre tierra
eres ahora una muñeca, un maniquí.
Industrial,
arrancada de la naturaleza aceptas tu muerte,
inerte entre el pasado y el futuro,
tu presente elabora sólo huracanes de temporal.
No sabes amar porque no sabes respirar profundo;
marioneta de consumo,
vagas por los caminos donde la luz de los relámpagos no se imponen,
donde la luna y su arrullo no se aventuran en Octubre
Tus ojos fueron tejidos de maíz
y por eso son bellos,
tu piel barnizada con espuma del atardecer,
tus palabras hechas del canto de las ballenas
y tu nombre…tu nombre robado del collar de Eva.
Xibalbá es la morada de tus sueños,
el camino que tu alma llora cada vez que te desnudas;
sacrificio en que hombres de toda índole queriendo amarte,
se abren el pecho para morirte lenta, pausada pero dolorosamente
y así morir contigo.
El día que los creadores del universo fundaron la luz,
te condenaron con toda tu hermosura
a arrastrarte por el mundo
y arrastrar contigo a quien ose beber la sal de tu boca
veneno que guarece la sabiduría del mundo
y el fin de una época de gloria.
Fuiste hecha de la madera muerta arrancada de la corteza
y muerta quedas al mundo…
al menos al mío.
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