A Ángel González,
porque aunque mis ojos ya no son estos ojos,
te han seguido, fieles.
No sé que sea lo que te reclame,
si el olvido o la vida.
Queda decir que nadie recuerda un invierno tan frío como este, mi querido Ángel,
en que los de la tierra prometida,
es decir, los expulsados del paraíso,
en nombre del dios falso
y cobarde por su ausencia,
asesinan su último aliento de fe.
Te fuiste y confirmamos algo de este lado…
nos estamos quedando solos,
llenos de arrugas, de profecías
y sin quien nos llene de ironía.
porque aunque mis ojos ya no son estos ojos,
te han seguido, fieles.
No sé que sea lo que te reclame,
si el olvido o la vida.
Queda decir que nadie recuerda un invierno tan frío como este, mi querido Ángel,
en que los de la tierra prometida,
es decir, los expulsados del paraíso,
en nombre del dios falso
y cobarde por su ausencia,
asesinan su último aliento de fe.
Agazapados,
bajo las piedras y las horas,
esperamos pacientes la llegada
de aquella araña negra del atardecer
y te recordamos con cariño y agradecimiento.
nos estamos quedando solos,
llenos de arrugas, de profecías
y sin quien nos llene de ironía.
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