Si sale amor, la primavera avanza.”
A. González
Te leo, pero los espacios blancos dicen más que tus palabras;
Ha comenzado el juego de los simulacros,
de los antifaces y las fachadas.
Hago una parodia de mí mismo
sólo por comerte la sonrisa con los ojos;
para abrazar por un momento
la frágil telaraña que teje la esperanza.
Me doy vergüenza ajena,
parezco un arlequín falto de estilo y técnica,
ridículo hasta los omóplatos.
Debería –me digo constante- debería estirar las alas,
irme lejos, no lejos de ti,
lejos de esta captura,
abandonar el oficio de pintar sobre el lienzo de mis pensamientos
la imagen de tu esencia,
la farsa que antecede a la amargura.
Así se siembran los insomnios
y no quiero volver a pasar inadvertido por mi propia cama,
me aterran los fantasmas de lo que apenas está por nacer
y saberme lleno de tu nombre.
Y es que ayer,
cuando la luna derramaba tinta de luceros
y la fachada estaba puesta -con sus ridiculeces, sus mentiras y sus simulacros-
te dije ven
y tú sólo contestaste ve con calma.
Habías presionado pausa.
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