A Carmen, para que sueñe también...
Para saber que la quise tanto como no la quiero ahora,
sería necesario raspar la pulpa del cielo al atardecer
y encontrar el sabor de la nostalgia entre sus ondas rosas,
sorber de los restos de las galaxias que han quedado de su rastro en mis pupilas,
una gota del licor de su voz,
encontrar los vestigios de una última ola corriendo por mis venas
y desatornillarme la cordura.
Para recordar como se escuchaban sus pasos,
tendría que levantar el asfalto,
escarbar la tierra, recoger las piedras,
romperlas
y estar muy atento al tímido sonido que de ellas pueda emanar.
Para saber que la quise tanto como no la quiero ahora,
tendría que lavar las paredes de los edificios,
regar de nuevo las plantas de los parques,
podar los árboles donde otros después de nosotros se han querido
y guardar la esencia de aquellos tiempos en una caja de roble y oro.
Pero eso sólo lo hacen los enamorados
y yo estoy muy cansado para darme a la tarea de hacer travesuras.
Mañana, cuando despierte,
(me da miedo entenderlo)
en lugar de andar pensando en derribar ciudades enteras
y profanar tumbas,
tomaré un trozo de pan,
le untaré algunos rayos del amanecer
y me beberé el nombre de una tal…tú sabes de quien hablo.
Construyamos señorita mejores ciudades,
con palacios de seda
y mejores parques
y mejores tierras,
para tener, aunque sea por un segundo
(la existencia pongo por un segundo a tu lado),
lo mejor de la vida…
una vida nueva
y una galaxia entera.
1 comentarios:
De la nada lo recordé... Y me sigue encantandooo!! Un Beso para ti Varita!!!
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