te seguí por toda la ciudad,
he sido tu sombra desde le medio día
y tu luciérnaga a la hora de bajar del taxi.
Esta locura por ti
me ha llevado a acorralarte entre estos brazos,
muros inquebrantables de la pasión desbordada,
guarida de tu espalda.
Estamos solos,
callejón de suspiros,
rodeados de edificios mudos
y neblina de aliento fúnebre.
Te he traído hasta el sitio
donde mis mejores atracos he llevado a cabo,
porque esta noche no te salvas.
No te puedes esconder de estos ojos,
te conozco, sé muy bien donde vives,
como prefieres el café y el nombre de cada lágrima derramada.
¿Miedo?...
arriba las manos, esto es un asalto,
elige,
tu boca o tu vida.
2 comentarios:
Che que ahora si andas imparable, ya van dos que me gustan mucho, el anterior y este, me recordo a la rola de Delgadillo: Hoy ten miedo de mi, haber si de esta manera no se ponen tantos moños aquellas.
Aunque suene banal "ojalá más ladrones asumieran el papel del malandro-seductor"
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