fue como atravesar un campo minado.
Me invadía el miedo de la oscuridad de tus ojos cerrados
y los míos lanzando fuego.
Hola -te dije-.
Cómo iba yo a saber que el azar
cambiaría el tablero,
dejándonos de frente
y a ti con el turno y la posibilidad de cantarme el jaque;
de decir…te quiero.
0 comentarios:
Publicar un comentario